¿Quién alcanzará primero los 500 km/h?

Se trata de un duelo estratosférico que tendrá lugar en los próximos meses y años. El primer fabricante o tuneador en alcanzar, o incluso superar, una velocidad máxima de 500 km/h. Este es un objetivo declarado para los americanos de Hennessey y un posible desafío para Bugatti. ¿Podrían estar interesados otros fabricantes?

Hace poco menos de un año, el tuneador estadounidense Hennessey anunció que aspiraba a alcanzar una velocidad máxima de 300 mph con su Venom F5. Excepto que, a nivel internacional, 482,8 km/h (300 mph) suenan a hueco. Así que se añadió la ambición de superar las 311 mph, o 500,5 km/h. Un objetivo estratosférico que parece profundamente innecesario, pero que estimularía una carrera tecnológica a la que Bugatti podría sumarse. Su jefe, Stephan Winkelmann, lo ha confirmado a Automobile Mag. El Chiron (W16 con 1.500 CV de serie) estaría respaldado por un bloque eléctrico para hacer añicos el límite de velocidad alsaciano de 420 km/h… A no ser que lo que se promocione sea el Divo (en la foto). Sobre el papel, eso es menos que los 431 km/h del Veyron Super Sport, lo que sugiere que el Chiron tiene mucho que cumplir. Otro fabricante que podría sentirse desafiado es el sueco Koenigsegg. Con el Agera RS, de hecho, es el poseedor del récord oficial para un vehículo de producción establecido en noviembre de 2017 en Nevada a más de 444 km/h.

¿Qué sentido tiene?

Aunque Hennessey, Bugatti o Koenigsegg consigan potenciar sus motores lo suficiente como para alcanzar esa velocidad sobre el papel, incluso en términos de consumo, queda por encontrar los socios adecuados para conseguir esas prestaciones en la práctica, empezando por los neumáticos. En efecto, a tal velocidad, el rozamiento, el calor, la presión… son tales que podrían explotar a la menor imperfección de la carretera, del circuito o simplemente destruirse antes de alcanzar el umbral deseado, señala el concesionario de coches de segunda mano en Madrid Crestanevada. ¿Es necesario especificar los riesgos de reventar a esta velocidad?

Queda la cuestión del interés de tal actuación. La carrera por la velocidad no es una prioridad en estos días y parece ser un claro despilfarro financiero, a menos que se incluya la producción de 50 ejemplares vendidos a las grandes fortunas del mundo. Por otro lado, los movimientos ecologistas no dejarán de subrayar tal aberración (con el apoyo de una parte de la opinión pública) haciendo que la operación de comunicación se convierta en un mal trago. Sin embargo, no podemos sino alentar la carrera por el rendimiento, ya que genera ideas que pueden tener otras aplicaciones mucho más concretas.